Brecha monomíctica

Brecha monomíctica – brecha monomíctica de impacto – brecha monomíctica de movimiento

Básicamente, una brecha monomíctica se origina a partir de la deformación por cizalla y granulación (cataclasis) durante un proceso tectónico o, mas en general, en el metamorfismo de dislocación.  Si el metamorfismo de dislocación está relacionado con un impacto, entonces la cataclastita producida recibe el nombre de brecha monomíctica de impacto.

Debemos ser conscientes de que puede ser difícil distinguir entre brechas de impacto monomícticas y brechas monomícticas tectónicas y que el uso del término “brecha monomíctica de movimiento” puede en algunos casos ser problemático. No obstante, y teniendo en cuenta la definición de la IUGS “…se presenta en el….suelo de un cráter de impacto o como clastos …dentro de las brechas de impacto alóctonas”, puede ser más apropiado el término “brecha monomíctica de movimiento”.

Este término fue introducido por Reiff (1978) para discutir los complejos de brechas monomícticas presentes en las estructuras de impacto de Stenheim, Ries, Sierra Madera, Flynn Creek, Decaturville y Wells Creek. En la estructura de impacto de Wells creek, estas brechas fueron denominadas brechas de fisuración y brechas de detritus homogéneas (Wilson & Stearns, 1968). Con posterioridad ambas fueron consideradas como variaciones de un mismo fenómeno (Reiff, 1978). Texturas relacionadas son la brechificación arenosa y la textura de mortero (Hüttner, 1969). En cada caso, se puede observar una brechificación de toda la roca que da como resultado la aparición de una fracción de tamaño arena y limo en la que frecuentemente se preserva la cohesión de los fragmentos. Esta brechificación particular requiere un intenso movimiento bajo una gran presión de confinamiento. En las estructuras de impacto mencionadas con anterioridad, estas brechas de movimiento se presentan en megabloques excavados/eyectados, en el suelo del cráter, en los anillos internos y en los levantamientos centrales. Reiff (1978) remarca la circunstancia de que la típica textura de las brechas monomícticas de movimiento se puede observar también en las brechas de los grandes deslizamientos de roca (por ejemplo, el deslizamiento de rocas de Flims, de unos 1500 m, en Suiza). La presencia de brechas de movimiento en ambientes carentes de zonas de fallas tectónicas y de gradientes suficientes para promover deslizamientos de rocas, puede considerarse como un indicador de posibles eventos de craterización por impacto (Reiff, 1978).

Una nueva y provisional aproximación (2007) a la nomenclatura de las brechas de impacto por parte de la subcomisón de la IUGS sobre la sistemática de las rocas metamórficas puede leerse aquí: http://www.bgs.ac.uk/SCMR/docs/papers/paper_11.pdf . De acuerdo con esta clasificación y nomenclatura, las brechas monomícticas son definidas como material parautóctono que se presenta en el basamento del cráter lo cual está fuera de cualquier realidad geológica (ver Figs. 1, 2). Nuestra revisión crítica sobre esta sistemática de las rocas de impacto elaborada por la IUGS, la cual es poco recomendable, puede ser leída AQUÍ.

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Fig. 1. Brecha monomíctica de movimiento; megabloque dislocado de caliza del Malm; estructura de impacto de Ries, cantera de Iggenhausen. Típica brechificación arenosa.

Fig. 2. Cantera de Iggenhausen, detalle.

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Fig. 3. Extensa brecha monomíctica de movimiento en cuarcitas del Paleozoico; cantera cercana a Lagueruela, zona del borde de la estructura de impacto de Azuara (España). 

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Fig. 4. Detalle de la brecha monomíctica de movimiento de la Fig. 3. A lo largo de grandes extensiones, la roca cuarcítica esta triturada hasta un tamaño fino y en parte pulverizada; este hecho requirió de enormes fuerzas compresivas. 

Fig. 5. Extensa brecha monomíctica de movimiento localizada en la zona del borde de la estructura de impacto de Azuara; cantera ubicada en calizas del Jurásico, al norte de Belchite.

Fig. 6. Detalle.

Fig. 7. Brecha monomíctica de movimiento, megabloque dislocado; estructura de impacto de Azuara, cerca de Cucalón.

Fig. 8. Brecha de movimiento monomíctica, megabloque dislocado; estructura de impacto de Azuara, cerca de Cucalón. Detalle de la brechificación arenosa.

Fig. 9. Extensa brecha monomíctica de movimiento localizada en la zona del borde de la cuenca de impacto de Rubielos de la Cérida, carretera entre Escorihuela y el Pobo/Corbalán. Brechificación arenosa y en textura de mortero.

Fig. 10. Textura típica de mortero presente en una brecha monomíctica. Estructura de impacto de Azuara, cerca de Herrera de los Navarros.

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Fig. 11. Brecha monomíctica de movimiento que exhibe una distintiva textura en mortero; brecha procedente de la estructura de impacto de Siljan (Suecia). 

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Fig. 12. Brecha monomíctica de movimiento procedente de la probable estructura de impacto del Lago Hummeln (Suecia). 

Fig. 13. Nódulo de chert intensamente brechificado sito en una caliza del Malm. Estructura de impacto de Ries, borde del cráter cerca de Holheim.

Fig. 14. Superfície de socavamiento intensamente brechada y pulida. Contacto entre calizas del Muschelkalk  (foto) y margas del Paleozoico (?). Zona del borde de la cuenca de impacto de Rubielos de la Cérida, cerca de Olalla.

A veces, algunos problemas pueden surgir en relación a una clasificación apropiada de las brechas de impacto. La Fig. 14 muestra una brecha procedente de la zona del borde de la cuenca de impacto de Rubielos de la Cérida (España).

Los clastos se originaron, de modo incuestionable, a partir de la misma dolomita del Muschelkalk que básicamente constituye una brecha monomíctica con una distintiva textura en mortero y que está inmersa en una matriz clástica del Muschelkalk de color marron-grisáceo. No obstante, una segunda generación de matriz carbonatada de color rojizo intruyó en la primera generación de brechas, y una tercera brecha de tipo dique de color blanquecino puede observarse que penetró en la matriz rojiza (Fig. 15). Así pues, tenemos una roca con tres generaciones de brechas dentro de diques de brechas. Es obvio que una roca de este tipo no cuadra con ninguna de las bien establecidas brechas de impacto y clasificaciones al uso. De manera obvia, también, la formación de esta roca por un proceso geológico “normal” plantea problemas prácticamente irresolubles.

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Fig. 15. Textura compleja de tres generaciones de brechas en una roca procedente de la zona de borde de la Cuenca de impacto de Rubielos de la Cérida en las cercanías de Olalla (ver el texto).

 

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Fig. 16. Detalle de la brecha de la Fig. 15.