por Ferran Claudin, Daniel Gorgas & Kord Ernstson (Junio 2013)
En el transcurso de una salida de campo alrededor del embalse de Moneva en el año 2012 (Fig. 1, 2), Daniel Gorgas (uno de los autores y vecino de Azuara) que en el pasado ha contribuido frecuentemente con importantes observaciones geológicas en la investigación del impacto de Azuara, nos enseñó un afloramiento geológico que parecía desviarse de los depósitos normales por el conocidos entre los sedimentos del GTerciario joven de la estructura de Azuara. Siguiendo sus indicaciones empezamos a estudiar los mapas geológicos del área alrededor del embalse (Figs 2 y 3) y a inestigar los afloramientos en más detalle.
Fig. 1. Imagen de localización para los afloramientos investigados en el embalse de Moneva, sito dentro de la estructura de impacto de Azuara (remarcada por un círculo de trazos blancos discontínuos).Cuando estudiamos los mapas 1:50000 oficiales de la zona, correspondientes a las hojas de Belchite (IGME, 1989) y de Muniesa (IGME, 1981), así como al mapa 1:200000 de Daroca (ITGE, 1991), nuestra sorpresa se produjo al ver que más de medio quilómetro cuadrado de materiales del Malm (con tectónica incluida) que aparecen en la parte este y sureste del embalse de Moneva no aparecen en dichos mapas y que en su lugar se hallan cartografiados como materiales del Mioceno (Figs 2 y 3). El mapa de la Fig. 3, más preciso, es el resultado de una cartografía más o menos continua – a escala 1:10000 y 1:20000 – de la zona del borde de la estructura de impacto de Azuara realizada en diversas tesinas de la universidad de Würzburg (Alemania). El Malm presente en el embalse de Moneva comprende materiales del Oxfordiense (las denominadas “margas negras”), del Oxfordiense-Kimmeridgiense (calizas y margas bien estratificadas) y materiales del Kimmeridgiense-Tithoniense (¿) constituidos por rocas dolomíticas masivas. En estos complejos del Malm se han podido también cartografiar algunas fallas.
Los afloramientos del Malm aquí descritos, que no están reflejados en los mapas oficiales, son importantes en la medida que arrojan luz sobre un peculiar lugar geológico descubierto por uno de nosotros (Daniel Gorgas) y que procedemos a describir aquí.
Fig. 2. Extracto del mapa geológico 1:200000 (ITGE, 1991). El tamaño de cuadrícula es de 10 Km.
Fig. 3. Extracto del mapa geológico a escala 1:20000 (Müller, 1989). El tamaño de la cuadrícula es de 1Km. El embalse de Moneva se sitúa en la parte superior izquierda.
Fig. 4. El embalse de Moneva y los depósitos bajo discusión. En la base las rocas que pertenecen a la unidad 60 (Oligoceno superior – Mioceno inferior), y en la parte superior la unidad 63 (Mioceno medio-superior) – de acuerdo con las anotaciones del mapa de Daroca. Es importante señalar que las edades de Oligoceno y Mioceno para ambas unidades no están confirmadas in situ.
Fig. 5. Detalle del marco geológico general.
La típica situación del afloramiento se muestra en la Fig. 4 y, en más detalle, en la Fig. 5. En el mapa geológico 1:200000, hoja de Daroca, éstas rocas pertenecen al número 60 (conglomerados y arcillitas). La edad probable es Oligoceno superior. En las anotaciones del mapa de Daroca se presentan dentro de la unidad UTS T4 y se describen como depósitos proximales de abanicos aluviales de evolución oeste-este. En la página 157 los autores describen de manera explícita: “ Los depósitos en el área del embalse de las Torcas-Moneva corresponden a depósitos de corrientes entrecruzadas en los que las facies conglomeráticas representarían barras longitudinales….”
Los depósitos finales en la sección del embalse de las Torcas fueron transportados por flujos altamente energéticos en láminas que dieron lugar a mantos y lóbulos de gravas. [Aquí señalamos que los autores probablemente confundieron los embalses de Moneva y Las Torcas (el último localizado cerca de Tosos en la parte norte de la estructura de impacto de Azuara) o, también, considerando ambos como un mismo embalse.]
Esta caracterización sigue el conocimiento de los libros de texto y, al respecto de la cartografía errónea en el mapa geológico oficial mencionada más arriba, puede ser el resultado simplemente de una inspección superficial. De hecho, de acuerdo con nuestro trabajo de campo más detallado las rocas en cuestión representan todo menos un depósito conglomerático común lo cual esta visualizado y descrito de un modo claro en las fotos siguientes.
Fig. 6. Pequeña cantera localizada en el margen izquierdo de la carretera que finalize en el emblaze. Ésta permite el estudio detallado de las estructuras sedimentarias y de las fácies.
Fig. 7. Detalles del afloramiento de la Fig. 6. Nótese la estratificación en parte imbricada así como planar de los clastos y la base erosiva de los depósitos superiores. También puede apreciarse la poca selección del depósito, con componentes mayoritariamente angulares y subangulares (en parte rotos y con bordes abruptos ), que no casan precisamente con la definición de conglomerado. A este respecto, sería preferible utilizar el término diamictita.
Fig. 8. Otro aspect del depósito. La descripción más corriente en un libro de texto hablaría posiblemente de un paleocanal, pero de hecho el bloque de gran tamaño (señalado por la mano de la persona que sirve de escala) parece tan sólo ser un clasto individual que forma parte de una diamictita muy poco seleccionada.
Fig. 9. Detalle del gran bloque de la Fig. 8 que muestra el contacto con los clastos más pequeños de caras cortadas, lo que no aboga por una deposición fluvial. Obviamente el bloque en conjunto es una brecha polimíctica en la que el redondeamiento pudo ser el resultado del transporte hasta su posición actual; ver la discusión más abajo (Fig. 18).
Fig. 10. Clasto calizo, que muestra marcas de estriación y deformación, soportado por una matriz arenosa
Fig. 11. Clasto soportado por una matriz similar a la de la Fig. 10 con una intensa estriación y profundas marcas. Estas deformaciones prácticamente excluyen un transporte fluvial y que el depósito corresponda a un conglomerado. El clasto bien redondeado probablemente tuvo su origen en un conglomerado como depósito primario, pero el transporte hasta su posición actual fue debido a otro proceso.
Fig. 12. Clastos calizos que exhiben estrías y deformaciones por presión en los contactos entre ellos. Podría considerarse la acción de presión-disolución, pero en general esta se presenta como un rasgo múltiple (que afecta a la mayoría de clastos…..lo que obviamente no sucede en este caso) y se aprecian costras calizas que no se observan tampoco en estos materiales. En vez de este proceso, puede asumirse la acción de deformación plástica por puro contacto de presión de manera similar al de la Fig. 11. Puede considerarse también la acción de la fracturación Hertziana por golpeo [ver AQUÍ].
Fig. 13. Bloque elongado de caliza con fracturas abiertas subparalelas que a pesar de todo mantiene la coherencia. Las fracturas abiertas apuntan a un esfuerzo distensivo que puede ser resultado de la fracturación dinámica por espalación [ver AQUÍ].
Fig. 14. Canto calizo que muestra una prominente fractura rotacional. Puede apreciarse que el clasto no está roto en fragmentos, lo que apunta a una alta presión de confinamiento después de la deformación.
Fig. 15. El clasto deformado de la Fig. 14 visto desde arriba.
Discusión
Las condiciones de afloramiento y los peculiares fenómenos de deformación vistos en la cantera muestran de manera clara que el depósito del embalse de Moneva no es un conglomerado fluvial tal y como se puede ver en las cartografías oficiales de la zona. En realidad debiera ser tratado como una diamictita. Aunque pueda verse estratificación, la intensa mezcla de clastos bien redondeados y angulosos, la muy mala selección y la textura parcialmente soportada por la matriz son incompatibles con unos conglomerados fluviales. Además, las intensas deformaciones plásticas tales como estrías, marcas de impresión y fracturas rotacionales también son incompatibles con un conglomerado fluvial.
De manera convencional, en el transcurso de una inspección poco detallada, las deformaciones pueden ser atribuidas a la acción de procesos diagenéticos por compresión y compactación o a procesos sinsedimentarios por la dinámica de la deposición de los materiales. Hay, no obstante, que objetar una simple cuestión a estos razonamientos: estas estructuras, las deformaciones de alta presión presentes en los sedimentos de tipo diamíctico, están limitadas a la región de la estructura de impacto de Azuara y no se observan en otros conglomerados presentes en otras zonas. Por otra parte y de manera obvia, una situación similar se halla en la zona de Puerto Minguez donde extensos depósitos de diamictitas han sido sin lugar a dudas identificados como eyectas de impacto relacionados con la cuenca de impacto de Rubielos de la Cérida (compañera de la estructura de impacto de Azuara).
Aunque bastante similares a algunas partes de los afloramientos de Puerto Minguez la presencia de los sedimentos del embalse de Moneva no son de hecho eyectas de impacto ya que están depositados en el interior de la cavidad de impacto de Azuara. Pueden ser considerados como material excavado tal y como sucede en otras estructuras de impacto com por ejemplo la del cráter de impacto de Ries en Alemania. En el proceso de excavación, las capas pre-impacto conglomeráticas son fuertemente afectadas por el choque por compresión y por las altas presiones del flujo de excavación produciéndose una intesa fracturación parcial y una mezcla de los clastos conglomeráticos seguida por un retrabajamiento de los mismos más o menos corto con la ayuda de gran cantidad de agua. El resultado de este – en principio – simple proceso geológico de impacto puede verse todavía en el emblase de Moneva bajo la forma de diamictitas bien estratificadas que presentan rasgos de flujos de derrubios o de flujos en manto.
La deposición relacionada – de un modo claro – con un impacto de los sedimentos del embalse de Moneva se sustenta en la comparación de los rasgos que presentan con rasgos similares y típicos de impacto – que mostramos en las siguientes imágenes – presentes en otras partes de la estructura de Azuara, en el eyecta de Puerto Minguez y en los materiales del cráter de Ries.
Fig. 16. Material de la fase de excavación por impacto retrabajado en la estructura de impacto de Azuara. A la izquierda: El contacto vertical entre las calizas Jurásicas intensamente destrozadas y los sedimentos bien estratificados es una prueba del relleno inmediato tras el impacto; zona cercana a Blesa (ver más AQUÍ). A la derecha: Material de la fase de excavación retrabajado presente en el embalse de Moneva.
Fig. 17. Componentes de morfologia laminar dentro del eyecta de impacto de Puerto Minguez y del embalse de Moneva.
Fig. 18. Clastos rotados in situ: una deformación de impacto típica vista de con profusión en las regiones de impacto de Azuara y de Rubielos de la Cérida. A la derecha: embalse de Moneva. Este fenómeno será discutido por separado en un próximo artículo.
Fig. 19. Fracturas rotacionales indicativas de deformación por alta presión a corto término. A la izquierda: Eyecta de impacto de Puerto de Minguez; a la derecha: Emblase de Moneva [ver también AQUÍ].
Fig. 20. Clastos calizos con estriaciones intenssas y profundas marcas. A la izquierda: Eyecta de impacto de Puerto Minguez; a la derecha: Emblase de Moneva.
Fig. 21. Fracturas de distensión abiertas (espalación). A la izquierda: muestras procedentes del eyecta de impacto (brecha Bunte) del cráter de Ries. A la derecha: Embalse de Moneva [ver también AQUÍ]